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Nuestros roseristas

   
 

A finales del siglo XIX y especialmente a partir de las tres primeras décadas del siglo pasado, una serie de roseristas catalanes comenzaron a trabajar para adecuar a Cataluña las variedades de rosas modernas que se producían en otras zonas más septentrionales de Europa. La obra de estos obtenedores es el corazón de la tradicción roserística catalana. Una tradición que arraiga en la primera mitad del siglo XX gracias al apoyo de los Amigos de las Rosas de Barcelona, del maestrazgo y diseño de los jardines de Nicolau M. Rubio Tuduri y Jean Forestier, pero sobre todo del reconocimiento internacional de las creaciones de los roseristas.

Los hermanos Aldrufeu, los pioneros
Joaquim Aldrufeu fue el primero en la introducción de las nuevas técnicas para la obtención de rosas en Cataluña y en España. Alrededor de 1870 fundó un establecimiento hortícola donde trabajaba, también, su hermano Domènec. En este establecimiento Pere Dot aprendió a hibridar rosas.

Pere Dot (1885-1976), el roserista universal
Pere Dot Martínez ha sido el obtenedor que más excelso de todos los roserista de Cataluña. Sus creaciones, premiadas en certámenes internaciones desde 1924, estimularon a diversas generaciones de roseristas para obtener nueva variedades de rosas. Su obra ha sido fundamental para el arraigo de la tradición roserística de Cataluña. Entre 1924 y 1957 consiguió 26 medallas de oro y 17 certificados de méritos en certámenes internacionales.

Después de la guerra destacó especialmente por las obtenciones de rosas en miniatura, inexistentes hasta entonces. Su tarea ha sido reconocida universalmente. Con él se inicia una saga familiar de roseristas que llega hasta nuestros día. Sus hijos, Simó i Marí, su nuera, Gertrudis y sus nietos Victor, Robert. Pere y Jordi han creado nuevas variedades de rosas. Podemos decir que la familia Dot a lo largo de las generaciones ha creado más de 200 rosas conocidas y por nombrar algunas:
R. Angel Guimerà (1926), R. Canigo (1927),R. Nevada (1927),R. Madame Gregoire Staechelin (1927, R. Sóller (1949), R. Para ti (1946), R. Duquesa de Peñaranda (1931),R. Si (1957), todas ellas de P. Dot. Chiripa (1957) de Gertrudis F. de Dot, R. Armor (1973) de Marino. Dot Congratulations (1970) de Simón Dot,  R. President Tarradellas (1978) de Marino Dot, R. R.Victoria de los Angels (1981) de Jordi. Dot, Coral Floc (1984) y R. Gloria Dot (1986) de A. Dot. R. Joana Mariano (1995) de Víctor Dot. R. Albania (1989) de Jordi Dot.

Los Camprubí
Cebrià Camprubí Nadal (1889-1972), ha sido uno de los principales conseguidotes de rosas de Cataluña. Este roserista, con proyección internacional, comenzó su producción en el año 1921 con cultivos en Cornellà, Gavà y Sant Feliu de Llobregat. En el año 1927 se intaló en Sant Joan Despí desde donde dirigió su negocio.

Cebrià Camprubí inició una tradición familiar que siguieron sus hijos, Carles, Josep y Cebrià y que llegó hasta nuestros días. Alguna de sus obtenciones han sido premiadas en diversos certámenes internaciones. Entre las más destacadas esta la Rosa Marquesa de Urquijo (sinónimo de Pilar Landecho, 1938), Rosas J.A. Gomís (1933) y Rosa Tristeza (1953).

Llorenç Pahissa (1890-1940), un desafortunado roserista.
Fue el aficionada santfeliuense con más prestigio y reconocimiento internacional. Entre sus obtenciones está la Rosa Lorenzo Pahissa (1941) medalla de oro de Bagatelle ese año. Murió sin saber que había conseguido el premio.

Francesc Bofill (1903-1985), el roserista de Torreblanca
Este roserista trabajó 35 años al servicio de la familia Dot, primero con Simó Dot y más tarde con Pere Dot. El año 1949, con la creación de la firma comercial Rosas Torreblanca, se encarga de la dirección técnica de los cultivos y de las hibridaciones de rosas. Obtuvo ocho nuevas rosas, las principales son: Rosa Marquesa de Aguilar(1955) y Rosa Señora de Carulla (1961).

La Familia Ferrer, productores y obtenedores
Francisco Ferrer Martí (1919- 2004) fue el pionero de una importante saga de productores. Este roserista valenciano se formó a partir de 1944 en Sant Feliu de Llobregat y Sant Joan Despí con los roseristas Dot, Munné y Campribí. Pere Dot le enseñó las técnicas de hibridación.

Además de producir rosas de otros obtenedores extranjeros y de mantener una importante empresa de viveros, ha obtenido 24 variedades de rosas. Con el se inicia una saga familicar de productores de rosas integrada por sus hijos Matilde, Francisco y José Ferrer Sena, todos ellos al frente de diversas empresas del sector. Suya es la rosa del milenario de Sant Feliu (2002), la Rosa de Barcelona, la Rosa Vanesa Campello, por citar alguna de las más de 50 creaciones.

Otros roseristas
Otra saga de roseristas fue la familia Munné. Blas Munné Pons, el patriarca, comenzó en Sarriá a mediados del siglo XIX. El año 1917 se trasladó a Gavá, donde trabajo como horticultor y roserista. Consiguió diversos reconocimiento internacionales, como la medalla de oro en Saverne por la rosa Elena Castelló, en el año 1932 y un certificado de mérito en Bagatelle, por la Rosa Pau Vila, en el año 1935. Blas padre murió en al año 1941 y sus hijos continuaron.

A pesar de que el mundo de los cultivadores/obtenedores de rosas es un mundo masculino, algunas mujeres sobresalieron en la obtención de rosas, entre ellas Pilar Mata de Bassó. Después de algún reconocimiento, anterior a la época de la guerra, consiguió la Rosa Micheline (1953) cruce de dos rosas de Dot.

Josep Padrossa Borrell (1875-1946) favoreció la polinización mediante abejas en primavera. Una de sus creaciones fue Rosa Toresky (1930) premiada en uno de los concursos de Pedralbes y Rosa Cotorrita Real (1931).

Otros obtenedores catalanes fueron Joan Bordas, (Rosa María Teresa, 1953), Pere Marsal (Rosa Edelmira, 1901)

 

 

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